El fin de semana platicaba con un muy buen amigo con el cual viví parte de mi niñez- adolescencia jajaja la cual sigo viviendo jajaja porque sigo siendo hermosa y encantadora y jovenzuela jajaja o no? Bueno, ya volvamos al tema.
Y platicábamos de lo cambiados que estamos, después de a ver sido de esos chicos que visten de negro o comúnmente llamados Darks al menos en mi país, y pues nos reíamos de los despersonalizados que éramos jajaja o que seguimos siendo, porque igual aunque ya no nos vestimos de negro ni andamos presentando performance, metidos en el mundo del arte, la moda y por supuesto en el mundo del rock, si tenemos ciertos pensamientos obscuros y no hablo de cosas malas, si no de esos monstruos internos que nos dan tanta lata, como el miedo, la aceptación, soledad, etc. Y nos reíamos un poco de ambos, porque a pesar de ser ahora ya dos profesionistas que intentan conquistar el mundo jajaja seguimos en esa búsqueda de algo tan sencillo “paz” pero no la paz mundial jajaja eso ya es hablar de palabras mayores, sino que andamos en busca de esa paz espiritual. Comentamos mil cosas, nos reímos de otras tantas y terminamos en carcajadas estruendosas recordando mi enorme cabello negro azulado y mis ojos enormes con mirada profunda y estremecedora, al igual que si enorme cabellera rizada y esos ojos azules que delineaba de color negro y que su padre decía que era gay jajaja todas esas cosas absurdas,que en ese momento era lo más “in” que más que una moda era una forma de vivir, de echo también de eso nos reímos jajaja porque vivíamos sumergidos en la melancolía y la tristeza cuando solo eso existía dentro de nosotros. Era como meter el dedo en la yaga y de eso no nos dábamos cuenta, incluso nos reíamos de la preocupación de nuestros padres, que hasta al psicólogo nos enviaban y nada, nosotros seguíamos igual defendiendo nuestro hermoso mundo negro, vayaaaaa era emocionante y excitante, pero lleno de tristeza.
Pero tuvimos que vivir, salir de el, y darnos cuenta de todas las cosas hermosas que tenia el mundo para nosotros.
Esa misma noche, yo caminaba nuevamente bajo la lluvia como esos días obscuros y empecé a ser un inventario de las cosas que en verdad valían la pena y en ese inventario lo primero que salio fueron mis padres, y al estar muy lejos de ellos, sin celular, sin un teléfono o una computadora por la cual pudiera comunicarme con ellos, puesto que estaba cayendo tremenda lluvia y la luz se fue, pero el sentir la necesidad de saber, lo que tenia, al mismo tiempo medio muchísimo miedo perderlos. Sin mentirles, llegue corriendo a mi habitación saque mi celular y medí cuenta que no había señal, por lo cual opte por salir del hotel y buscar una rayita de señal no sabía se llegaría mi mensaje pero solo pude escribir las palabras:
“Están bien”
Eran las 3:45 a.m. y sabía que mi padre intentaría hablar o comunicarse conmigo, es más, sabía que mi padre intentaría llegar hasta donde yo estaba para saber si “yo” estaba bien. Al terminar de enviar mi mensaje la batería se acabo, y me celular se apago inmediatamente. Me senti muy triste, y no les miento llore como loca, y solo alce la cara y le dije “Dios, no seas mala onda” empecé a caminar hacia mi habitación y ya cuando me iba acostar mi celular sonó, era un mensaje de mi padre que decía:
“Todos estamos bien, y tu estas segura hijita, descansa, nos vemos el lunes, te quiero”
Yo se que no es una carta de amor de un padre a su hija, pero para mi lo fue, se que mis padres son prestados pero les juro que necesitaba saber como estaban, y nose como mi celular se encendió para que entrara ese mensaje y después se apago. Pero sea como sea mis padres estaban bien, y yo me senti mucho mejor.
A las pocas horas lo comentaba con mi amigo y mi hermano, y me decían, que muchas veces cuando empezamos a valorar empezamos a ganar, pero que teníamos que seguir trabajando en ello, es decir, valorando y cuidando, procurando todo aquello que ahora la vida nos estaba dando una nueva oportunidad de valorar. Y creo que tienen razón.
Pero no les miento, el domingo por la mañana como a las siete de la mañana vi un amanecer hermoso, todo era dorado y ahí medí cuenta ese mundo oscuro que teníamos había desaparecido por completo, ahora mi mundo era dorado, de oro, con el mismo valor que ese metal, pero aun más rico, pero ahora tenia la oportunidad de disfrutarlo.
Ayer cuando llegue, mi padre y mi madre me esperaban en el estacionamiento, mi padre con unas paletas de chocochips que me encantan y mi padre con unas hamburguesas que me pueden matar con ellas porque me encantan, y voltie al cielo y le dije:
“Dios, gracias por ser tan buena onda conmigo”
Y platicábamos de lo cambiados que estamos, después de a ver sido de esos chicos que visten de negro o comúnmente llamados Darks al menos en mi país, y pues nos reíamos de los despersonalizados que éramos jajaja o que seguimos siendo, porque igual aunque ya no nos vestimos de negro ni andamos presentando performance, metidos en el mundo del arte, la moda y por supuesto en el mundo del rock, si tenemos ciertos pensamientos obscuros y no hablo de cosas malas, si no de esos monstruos internos que nos dan tanta lata, como el miedo, la aceptación, soledad, etc. Y nos reíamos un poco de ambos, porque a pesar de ser ahora ya dos profesionistas que intentan conquistar el mundo jajaja seguimos en esa búsqueda de algo tan sencillo “paz” pero no la paz mundial jajaja eso ya es hablar de palabras mayores, sino que andamos en busca de esa paz espiritual. Comentamos mil cosas, nos reímos de otras tantas y terminamos en carcajadas estruendosas recordando mi enorme cabello negro azulado y mis ojos enormes con mirada profunda y estremecedora, al igual que si enorme cabellera rizada y esos ojos azules que delineaba de color negro y que su padre decía que era gay jajaja todas esas cosas absurdas,que en ese momento era lo más “in” que más que una moda era una forma de vivir, de echo también de eso nos reímos jajaja porque vivíamos sumergidos en la melancolía y la tristeza cuando solo eso existía dentro de nosotros. Era como meter el dedo en la yaga y de eso no nos dábamos cuenta, incluso nos reíamos de la preocupación de nuestros padres, que hasta al psicólogo nos enviaban y nada, nosotros seguíamos igual defendiendo nuestro hermoso mundo negro, vayaaaaa era emocionante y excitante, pero lleno de tristeza.
Pero tuvimos que vivir, salir de el, y darnos cuenta de todas las cosas hermosas que tenia el mundo para nosotros.
Esa misma noche, yo caminaba nuevamente bajo la lluvia como esos días obscuros y empecé a ser un inventario de las cosas que en verdad valían la pena y en ese inventario lo primero que salio fueron mis padres, y al estar muy lejos de ellos, sin celular, sin un teléfono o una computadora por la cual pudiera comunicarme con ellos, puesto que estaba cayendo tremenda lluvia y la luz se fue, pero el sentir la necesidad de saber, lo que tenia, al mismo tiempo medio muchísimo miedo perderlos. Sin mentirles, llegue corriendo a mi habitación saque mi celular y medí cuenta que no había señal, por lo cual opte por salir del hotel y buscar una rayita de señal no sabía se llegaría mi mensaje pero solo pude escribir las palabras:
“Están bien”
Eran las 3:45 a.m. y sabía que mi padre intentaría hablar o comunicarse conmigo, es más, sabía que mi padre intentaría llegar hasta donde yo estaba para saber si “yo” estaba bien. Al terminar de enviar mi mensaje la batería se acabo, y me celular se apago inmediatamente. Me senti muy triste, y no les miento llore como loca, y solo alce la cara y le dije “Dios, no seas mala onda” empecé a caminar hacia mi habitación y ya cuando me iba acostar mi celular sonó, era un mensaje de mi padre que decía:
“Todos estamos bien, y tu estas segura hijita, descansa, nos vemos el lunes, te quiero”
Yo se que no es una carta de amor de un padre a su hija, pero para mi lo fue, se que mis padres son prestados pero les juro que necesitaba saber como estaban, y nose como mi celular se encendió para que entrara ese mensaje y después se apago. Pero sea como sea mis padres estaban bien, y yo me senti mucho mejor.
A las pocas horas lo comentaba con mi amigo y mi hermano, y me decían, que muchas veces cuando empezamos a valorar empezamos a ganar, pero que teníamos que seguir trabajando en ello, es decir, valorando y cuidando, procurando todo aquello que ahora la vida nos estaba dando una nueva oportunidad de valorar. Y creo que tienen razón.
Pero no les miento, el domingo por la mañana como a las siete de la mañana vi un amanecer hermoso, todo era dorado y ahí medí cuenta ese mundo oscuro que teníamos había desaparecido por completo, ahora mi mundo era dorado, de oro, con el mismo valor que ese metal, pero aun más rico, pero ahora tenia la oportunidad de disfrutarlo.
Ayer cuando llegue, mi padre y mi madre me esperaban en el estacionamiento, mi padre con unas paletas de chocochips que me encantan y mi padre con unas hamburguesas que me pueden matar con ellas porque me encantan, y voltie al cielo y le dije:
“Dios, gracias por ser tan buena onda conmigo”